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Los diez peores errores al emprender creando una App

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Tras varios años desarrollando Apps para clientes y conversando con otros emprendedores, he visto de todo. Muchas son las personas que con ilusión desean crear un App o invertir en una con la que pegar el pelotazo o simplemente generar unos ingresos con los que vivir de ella. Normalmente sólo nos fijamos en los que triunfan y esto nos puede dar la falsa esperanza de que es algo facilísimo. Nada más lejos de la realidad, hay mucha gente que fracasa y se queda por el camino. De los fracasos y de los tropiezos se obtienen lecciones valiosísimas pero muy costosas a nivel emocional y económico. Así que para evitar a tantos como sea posible ese duro proceso de aprendizaje que puede costar miles de euros (si no millones en algunos casos), he recopilado los errores más desastrosos que he visto al crear aplicaciones para que nadie los cometa en sus actuales o futuros proyectos:

La programación es lo más importante

En todo lo que es digital o tecnológico, suele haber mucha gente del gremio de la programación o de la informática y muchos cometen el error de pensar de esta manera. Es normal, la cabra siempre tira al monte. Pero esta afirmación es totalmente errónea. Os sorprendería también ver la cantidad de emprendedores, empresarios y empresas que también piensan así, que como es algo digital o es un programa, lo más importante es cómo se programa, con que metodologías, qué funcionalidades va a tener… Es decir, lo centran todo en el desarrollo del producto y no en el negocio completo. Parece obvio decir esto pero: una aplicación móvil, Web o tienda online es un negocio y hay que tratarlo como tal. Hay mundo más allá del desarrollo: marketing, diseño, modelos de negocio rompedores, innovación

No saber cómo ganar dinero ni tener objetivos

Como una App es un negocio, necesitamos definir objetivos empresariales. Cuánto dinero hay que ganar, en qué plazos y qué necesitamos para ello: cuántos usuarios, qué tendrían que hacer esos usuarios y qué estrategias de monetización se va a utilizar para ello. No se puede funcionar por intuición ni pensar que una App triunfará porque sí y nos la comprará Google al cabo de unos años.

Basar decisiones en deseos personales y no en estrategia

No se puede diseñar ni desarrollar un producto sin saber para qué lo estamos haciendo. Sería como pedirle un arquitecto que construyera un edificio pero sin decirle si va a albergar un parque de bomberos o una residencia de ancianos. ¿Qué tienen que hacer los usuarios para que el proyecto triunfe o gane dinero? No basta con decir que es necesario cientos, miles o millones de usuarios. Hay que plantear la pregunta, decidir la mejor estrategia y tras esto realizar el diseño del producto para conseguirlo. Que a alguien del equipo le guste que la App tenga por ejemplo un Chat, no significa que sea necesario gastar varios miles de euros en desarrollarlo. ¿La estrategia dice que para conseguir un objetivo es necesario implementar ese Chat? Pues adelante. Pero incorporarlo porque le apetece a alguien o porque queda bien no tiene ningún sentido y se perderá mucho dinero con cosas que no nos acercarán a los objetivos.

La idea no resuelve ningún problema real o el mercado no la acepta

A veces se confunde deseo con necesidad. Una cosa es lo que uno desea y otra lo que los usuarios necesitan. Por mucho que alguien desee que su App triunfe y hacerse millonario o tenga un problema que su App solvente de maravilla, si la App sólo la necesita el creador y no una masa de usuarios suficiente, no va a triunfar.

Quizás el producto sea muy bueno pero no hay suficiente gente interesada en ello. O los perfiles de gente interesada demandan el producto en otro formato. Quién sabe. El caso es que es recomendable hacer una prueba del producto lo antes posible y ver si va a funcionar o no. Lo que sin querer me lleva a introducir otro de los errores más fatales.

No probar el producto en el mercado cuanto antes

Este es típico de cualquier negocio. A todos nos ha pasado en mayor o menor medida. Esperamos a tener el producto perfecto y nunca lo lanzamos. Es muy importante tener un Mínimo Producto Viable cuanto antes y enfrentarlo al mercado. Cuanto antes se haga, antes descubriremos qué opina la gente, qué le falta, qué le sobra… O quizás se descubra que nadie lo quiere. Mejor ver que algo no funciona habiendo invertido 2.000€ y muchas horas de trabajo que 10.000€ y un año de vida. Ojo que también puede ocurrir lo contrario, el lanzamiento ha sido un éxito pero los usuarios demandan cosas. El caso es saber cómo responden los usuarios. Lo harán llegar enseguida con comentarios y correos y es la mejor opción para seguir avanzando en la dirección correcta. Eso no significa que tengamos que hacerlo público a las primeras de cambio. Podemos ofrecer este producto a gente especializada en el sector, analístas o algún que otro usuario final para conocer su opinión. Si vemos que hemos creado algo muy bueno, nos lo dirán y será entonces cuando podamos planear una estrategia por todo lo alto.

Ser demasiado optimista

Facebook sólo hay uno. Vale, hay varias empresas que lo están petando. Pero si ves que alguien está gastando muchísimo dinero en marketing y no consigue las descargas o visitas que espera, los usuarios desinstalan la App, no vuelven al sitio Web… ¿Qué les dirías? Quizás haya algo que falle.

Si una vez definida la estrategia, buscado el público objetivo y desarrollado el producto de manera correcta, la cosa no funciona y los ingresos no son suficientes para cumplir los objetivos: o pivotamos y encontramos una solución o: “Una retirada a tiempo es una victoria”. No pasa nada. Estoy seguro de que todos tenemos miles de ideas y si alguna falla, nos podemos poner a intentar la siguiente si las condiciones nos lo permiten. Eso sí, primero tenemos que asegurarnos que hemos hecho las cosas de manera correcta. Si no es así, el problema de la App es otro.

Si no tengo usuarios es porque faltan funcionalidades

La joya de la corona. Este es la que más “me gusta”. Los usuarios descargan la App o usan mi portal pero la desinstalan o no vuelven. Eso es porque le falta un sistema para… Nos vendría bien incorporar… Tenemos que incluir… Y así durante meses hasta construir un monstruo indomable para intentar contentar a todo el mundo. No digo que no sea necesario incorporar funcionalidades pero… ¿Te has parado a pensar si las funcionalidades que ofreces son útiles y funcionan? ¿Qué quieres conseguir? Volvemos al tema de los objetivos. Quizás no sea cuestión de incorporar más si no mejorar lo existente o medir si es útil para los usuarios o va en consonancia con los objetivos. Nada de malgastar a lo tonto. Y sobre todo hay que pensar que no se puede contentar a todo el mundo. Si intentas atraer a muchos tipos de usuarios con diferentes necesidades cometerás graves errores.

About Face: The Essentials of Interaction Design” Alan Cooper,‎ Robert Reimann,‎ David Cronin,‎ Christopher Noessel

La programación no es importante

Lo expuesto en el primer punto no quiere decir que haya que pasar de la programación o el proceso de desarrollo de una App. Es un área del negocio que hay que conocer muy bien. No revisar la programación de una aplicación puede llevarla a su desaparición. Los programadores que estén leyendo lo sabrán mejor que nadie. Los jefes presionan para correr y terminar rápido por lo que el código se tiene que hacer sucio y se llega a un punto de no retorno. Con el tiempo, algo que costaría terminarlo pocos días, cuesta varias semanas. Los costes de mantenimiento y de cambios en la aplicación se hacen insostenibles. Y la App muere.

No vale conformarse con mirar que el producto sea bonito y funcione bien y rápido. Aquí se distingue entre los emprendedores de más éxito. Hay que revisar la calidad del código. ¿A que si montamos una fábrica de sillas parece obvio revisar que el producto se está fabricando correctamente? Alguien tendrá que mirar si a parte de que la silla es bonita, cuando te sientas no se rompe antes de enviarla a los clientes. ¿Por qué no hacemos lo mismo con el código? Alguien tiene que revisar que se esté trabajando de manera correcta y que cada versión de la aplicación tenga unos estándares de calidad mínimo. Esto no lo puede hacer el mismo programador que ha desarrollado una funcionalidad. Pocas madres te dirán que su bebé es feo. Un libro súper interesante sobre esto y apto para todos los públicos es Code Simplicity. Se lee rápido pero si no queréis perder mucho tiempo, el concepto principal es que es más rentable invertir dinero y recursos en desarrollar algo bien y limpio que en hacerlo rápido porque a la larga nos resultará más caro modificarlo. Si no lo creéis o estáis reticentes a esta idea, leed el libro. No os arrepentiréis.

No dedicar recursos al marketing

Ya lo hemos dicho, una App es como cualquier otro negocio. Un error muy común es pensar que una App va a empezar a descargarse de mil en mil por el simple hecho de molar mucho. De alguna manera hay que hacer que la App llegue a los usuarios. Es muy difícil que esto ocurra de manera automática y sin coste. Hay que trabajarlo. Sobre todo en la fase inicial del proyecto.

No prestar atención al posicionamiento

Por último, este que parece muy inofensivo pero es muy interesante. Hay mucha gente que encuentra aplicaciones buscando en Google o desde los buscadores de Google Play y Apple Store. Estos usuarios tienen un problema o una necesidad y está buscando una solución. ¡Hay que responder a la llamada! Las descargas que vienen de forma orgánica son las mejores. Mejorar el posicionamiento de una App (ASO) es importantísimo porque probablemente los usuarios que vengan de manera orgánica serán los usuarios más fieles y encima se han conseguido “gratis”. Combinando marketing y posicionamiento orgánico, se obtendrán muchos más usuarios y desde varias fuentes. Si solo se consiguen usuarios a golpe de talonario habrá que invertir mucho más dinero.

¿Conoces a alguien que esté desarrollando una App? ¡Pásale este artículo para que no cometa estos erores!

Apps, Emprendimiento, Negocios digitales

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